Cuando Ivan Espinosa asumió como CEO y presidente de Nissan, sabía que el panorama iba a ser desafiante. El ingeniero, en marzo de 2025, se transformó en el primer mexiacno en liderar la tercer automotriz más importante de Japón y una de las más influyentes a nivel mundial. El fabricante acumula una deuda cercana a los 500 millones de dólares y hace unas semanas, habló ante la prensa para disipar las dudas que deambulan en la compañía.
El diálogo abierto ante la prensa se dio ante la primera reunión anual que comandó Espinosa en Nissan. Una junta que fue incómoda para el mexicano que afrontó las críticas de los inversores que cuestionaron su estadía durante estos primeros meses. Espinosa se sentó en una silla que hierve y el malestar de los accionistas retumbó en la reunión.
Durante marzo y junio, el fabricante japonés cerró siete de sus 17 fábricas dispersas en todo el mundo y generó un despido masivo de más de 20.000 empleados, con el objetivo de recortar gastos y saldar la deuda. Los números están en rojo y Espinosa tiene enfrente una de las situaciones más complicadas de su vida.
Y en el medio, un tira y afloje por parte de Japón y Estados Unidos. Los aranceles del 10% impuestos por el gobierno estadounidense elevó las tensiones entre los países. Un gravámen alcanzó el pico del 26% en condición de recíproco, medida que finalmente vino abajo. Este intercambio entre ambos países reflejó pérdidas interanuales por parte de Japón, que recayó en sus exportaciones mundiales y ya sintió el impacto.
Este contexto es desfavorable para Nissan, que tiene que sortear sus conflictos internos y además, la presión ejercida por USA ante el 10% a las importaciones de autos fuera de USA. Bajo esta ola de aranceles, y la lluvia de reproches por parte de los accionistas, Espinosa no baja la guardia y confía en su plan: “Confío en que tenemos lo necesario para reconstruir a la empresa”
Desde la empresa también manifestaron que será complicado entablar una vuelta de tuerca de los aranceles. Los gravámenes rigen desde comienzos de abril y son del 10% para todos aquellos autos que no sean fabricados en USA. Con un tono esperanzador, aunque limitador ante realidad de la empresa, Espinosa sentenció: “No será fácil cumplir lo prometido”
Espinosa, entre la confianza y el mayor déficit en la historia de Nissan
Varios cálculos indicaron que la deuda de la compañía se agranda cuando entra en contacto con los aranceles impuestos por USA. Ante un déficit que recae en más de dos millones de dólares, el CEO latinoamericano no sale de su libreto y confía en la “reestructuración de la empresa”. Ante los aranceles que inquietan a la empresa, uno de los accionistas de la marca exigió protección a la compañía del Capítulo 11 de bancarrota en Estados Unidos.
Entre los planes del mexicano, Nissan debe juntar más de un millón de yenes, que equivalen a 6.300 millones de dólares. En el medio seguramente se venderán activos, bienes y bonos de la marca para hacerle frente a la situación. También se involucra la venta de acciones, entre ellas Renault, aunque ese paso debe ser aprobado por el Consejo de Administración de la marca.
Dolor en la producción nacional
El movimiento más triste para Nissan y la producción nacional es el cierre de una de las plantas en Japón. Dentro de las siete que cerrarán, una de ellas pertenece al suelo nipón, una maniobra que no tiene recuerdo en la historia. “Será doloroso y afectará a muchas comunidades locales, tanto nacionales como internacionales. Es lamentable, pero no tenemos más remedio que hacerlo para proteger a Nissan”.
También las autoridades señalaron que la fusión con Honda no se llevó a cabo debido a la poco importancia que iba a ocupar Nissan. “Iban a convertir a Nissan en una filial” reconocieron. Ante el acuerdo que no prosperó, la compañía sabe que quedó rezagada por la competencia debido a la electrificación y los autos híbridos.
Una de las fábricas que cerrará en 2026 será la de Córdoba, ubicada en Argentina. Otros lugares son Estados Unidos, Asia y el mencionado Japón, quizá el más doloroso para el país ya que es un hecho sin precedentes. Los países siempre intentan priorizar la producción nacional y luego buscar oportunidades en el mercado. La delicada situación de Nissan puso en aprietos a la planta japonesa, que próximamente cerrará sus puertas para saldar los pasivos.
Iván Espinosa, actualmente, es la cara visible. Con un clima de desaprobación en la última junta con los accionistas y directivos, respondió ante la prensa que no cambiará su plan, que confía ciegamente en su estructura para reestructurar a la empresa y reconvertirla de cara al futuro.