Vista lateral de un estacionamiento en altura, con múltiples niveles llenos de autos aparcados en fila.

El ajuste europeo que alivia a las automotrices

La Unión Europea es una de las industrias más grandes en cuánto a la industria automotriz. Grandes conglomerados de empresas se involucran y participan en un rubro que aporta casi dos cifras en el PBI (Producto Bruto Interno). La realidad de las compañías europeas marca otra cosa, con crisis y una industria que fue declarada como “peligro de muerte”. Ante esta situación dramática, desde el Viejo Continente determinaron nuevas pautas.

En un contexto de incertidumbre, y sobre todo por hacerle frente al cambio climático, las empresas europeas fueron beneficiadas ante el alivio de los nuevos cambios. La contaminación ambiental es una de las problemáticas más inquietantes en la actualidad y la industria automotriz está en la mira por sus emisiones anuales. 

Con el objetivo de reducir las toneladas de CO2, las compañías europeas debían bajar su cuota de CO2 anualmente. Ante los golpes recibidos por la escasez en la demanda, sumado a las caídas de las acciones de los grupos más grandes, Europa respira y modifica su panorama. 

El ajuste que se estiró hasta 2027

¿Cuál era el ajuste que tenían que cumplir a rajatabla las automotrices europeas? La UE, desde 2025, había pactado reducir las emisiones de carbono en la producción de vehículos nuevos. En caso de no cumplir, las automotrices debían pagar multas para compensar. Esta medida, que en principio suponía una presión desafiante sobre las empresas, resultó siendo una pauta adversa, con efectos negativos entre las automotrices en medio de la crisis.

La revisión de multas y la imposibilidad de alcanzar la estabilidad en los números decantó por un nuevo ajuste en la UE. Desde el Viejo Continente decretaron que las automotrices no tendrán que bajar sus emisiones de carbono anualmente sino que lo harán en un lapso de dos años (2025-2026-2027). La razón principal del cambio se adjudica al presente de la Unión Europea en la industria automotriz, con golpes bajos y una escasez en la demanda de autos eléctricos.

El foco de la nueva medida tiene dos salidas. La primera relaciona a aquellas empresas que cumplieron con el objetivo establecido y tendrán mayor tiempo para adaptarse. Y la segunda se alinea a las grandes automotrices que no llegaron a los números y tendrán dos años para medir y evaluar su situación con el cambio climático. 

¿Cómo era el recuento para medir las emisiones? El promedio era 93.6 gramos de CO2 por kilómetro anualmente. Ante el pedido de cooperación por parte de las empresas, el número se mantiene y lo que cambió fue la fecha de cierre, pronosticada para 2027. 

Un alivio para las empresas europeas

“Flexibilidad”, es la palabra que usaron desde la UE ante las nuevas regulaciones. El nuevo panorama en la Unión Europea abre un abanico de oportunidades para aquellas automotrices muy complicadas en la situación del cambio climático y sus impactos en el ambiente. 

Un alivio, y sobre todo un respiro en la industria automotriz europea. Grandes conglomerados, en pos de apaciguar la situación, se aliaron con Tesla para sobrellevar el contexto. Tesla es un fabricante de autos estadounidense que se destaca por la comercialización de autos eléctricos y que tiene como dueño a Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo. 

Varios de los actores europeos implicados en el rubro automotor expusieron que la medida anualmente “ponía en peligro al futuro de la industria”. Para poner en contexto, el Grupo Volkswagen, o Mercedes Benz, dos de las empresas más destacadas, iban a tener que pagar multas de más del millón de euros (la empresa alemana oscilaba los cinco millones).

¿Cuál es el futuro de las automotrices europeas? 

El 2025 se planta como un año de cambios y reformulaciones desde el Viejo Continente. Ante el auge de China y su consolidación en la electrificación, las automotrices europeas apuestan por los modelos híbridos y autos eléctricos más económicos en el mercado. Se prevé que las compañías lanzarán modelos más accesibles para competir con China.

En el medio se avecina una guerra comercial con una suba de aranceles que podría dificultar el futuro de las automotrices. Estados Unidos planea imponer aranceles del más del 25% a los autos fabricados en Europa que ingresen al país americano. En caso que esta medida se concrete, impactaría de lleno en los números de las compañías europeas.

La Comisión Europea también ejerce un rol importante entre tanto caos. El organismo que se desprende de la UE prometió colaborar en la industria automotriz europea, además de llevar a cabo esta nueva regulación. Stellantis Group y Renault-Nissan se suman a la lista de ganadores de los beneficiados por la modificación.

El ajuste europeo llegó en un momento de incertidumbre. La Comisión Europea dictó la nueva regulación en un contexto perfecto, no por el andar de la industria sino para calmar las aguas y no ejercer más presión en la UE.